A poco más de 40 kilómetros al noreste de Lyon, en la cima de una colina que domina el valle del Ródano, la antigua ciudad de tejedores y comerciantes de vino, guarda detrás de su doble recinto de murallas, restos de su pasado medieval: las antiguas casas de los siglos XV-XVI, calles adoquinadas, una fortaleza del siglo XII, una iglesia medieval… por algo Perouges está considerado como uno de los pueblos más bonitos de Francia. Doy fe de ello.
El acceso más cómodo es por la alta, ya que los varios parkings públicos que hay fuera del municipio (no se puede entrar en coche a Perouges) están en esa zona. Si hacéis como yo, os recomiendo de todas formas pasaros por la puerta de abajo y ver la inscripción que hay. Nos puede dar una idea de las batallas que tuvieron que sucederse entre los pueblos de esa zona durante años. También servía para ahuyentar a posibles atacantes. Reza así (perdón por la traducción si no es correcta): Perouges de los Perougians, ciudad inexpugnable, los sinvergüenzas de Dauphiné trataron de conquistarla, pero no pudieron hacerlo. Sin embargo, tomaron las puertas, las bisagras y las cerraduras y cayeron con ellos. Que el diablo se los lleve!
Pegada a la puerta encontramos su iglesia de Santa María Magdalena, construida a principios del siglo XV. Aunque en su interior es bastante austera, tiene una peculiaridad que la hace diferente a la mayoría de tempos religiosos cristianos: es una iglesia-fortaleza, ya que las murallas son sus paredes, sus estrechas ventanas y sus anchos pilares.
Una vez en el interior de Perouges, movernos es bastante sencillo, pero no muy cómodo si traéis calzado poco adecuado para sus calles adoquinadas. La calle principal y por donde se visita Perouges es la Rue des Rondes. Es totalmente circular y de ella salen otras tres para acceder a algunos edificios y la plaza principal del pueblo, Place du Tilleul (Plaza del Tilo). La plaza, como siempre, es el punto de encuentro de sus habitantes y donde se concentran los pocos comercios y restaurantes, donde podréis degustar un vaso del vino típico local, el Cerdon. Para los amantes del dulce, no dejéis de probar la Galette au Sucre o galleta de Perouges, algo tradicional y que solo se elabora allí.
La plaza es pequeña pero merece la pena disfrutar tranquilamente de la arquitectura medieval de sus casas. En ella era donde se colocaba tradicionalmente el mercado y donde se infringían los castigos corporales a los condenados y eran quemadas las brujas. No es de extrañar que por su belleza arquitectónica haya sido elegido como escenario para varias películas como “Los tres mosqueteros”, “Fanfan la tulipe” y “Monsier Vincent”.
Sin movernos de la plaza tenemos otros dos puntos de interés que nos llaman poderosamente la atención: por un lado, el gran árbol de la Libertad, que da sombra a media plaza con sus largas y poderosas ramas y que fue plantado allí hace más de doscientos años para celebrar el fin y la victoria de la Tercera República Francesa. Y por otro lado el precioso reloj solar que está en una de las fachadas de una vivienda. Su diseño y conservación es increíble.
Otra parada obligada en nuestra visita es la antigua casa del Duque de Saboya. En ella se han recreado los jardines de la época (Hortulus) y os aseguro que merece la pena sentarse en alguno de sus bancos a descansar y disfrutar del paisaje panorámico de las tierras de alrededor. El edificio se puede visitar y a través de sus colecciones de pinturas, grabados, mobiliario, herramientas, lozas e instrumentos de música, podremos conocer un poco mejor la historia de Perouges.
El recorrido y visita a sus monumento principales no os llevará más de una hora, pero os aseguro que merece mucho la pena hacer una parada si estáis por la zona.
Podéis ver más fotos de Perouges y la zona de los Alpes en mi perfil de Flickr. Espero que os gusten.
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